El reciente atentado terrorista contra los conservadores provida en Guadalajara ha dejado un saldo devastador, no solo en términos de las víctimas que han sufrido físicamente, sino también en el impacto emocional y psicológico que se cierne sobre nuestras comunidades. Este acto cobarde y ruin busca no solo herir, sino silenciar a quienes defendemos la vida con fervor y convicción.
Hoy, más que nunca, nos unimos en oración y reflexión, no solo por los heridos y sus familias, sino por todos nosotros que creemos en el derecho a expresar nuestras creencias sin temor a represalias.
El Terrorismo No Tiene Justificación
Es esencial ser tajantes: este atentado es un acto de terrorismo en su forma más pura. Se trata de una agresión sistemática que utiliza la violencia para acallar a un grupo que, en su derecho, se manifiesta en defensa de principios fundamentales.
La violencia no es una herramienta válida en un debate civilizado; es una claudicación frente al temor y la intolerancia. Este tipo de actos terroristas no solo son un ataque a los individuos, sino una violación directa de nuestros derechos como ciudadanos en una democracia.
Nos enfrentamos a un cuadro alarmante: un ambiente donde las diferencias de opinión se resuelven a través del miedo y la agresión, y donde el discurso se ha vuelto un campo de batalla. Las ideologías no deben resolverse mediante el terror. La vida humana, en su complejidad y diversidad, debe ser objeto de respeto y diálogo, no de violencia.
La Resiliencia de la Comunidad Provida
La comunidad provida, compuesta por hombres y mujeres que defienden la vida desde el primer instante, no se rendirá ante el miedo. Al contrario, este ataque servirá para solidificarnos en nuestra misión.
Es inquebrantable nuestra determinación de que nadie, sin importar su opinión, debe vivir con miedo por expresar lo que cree. La humanidad y la dignidad de cada vida son nuestros principios fundamentales, y tenemos la obligación de defenderlos con valentía y con fervor.
Hoy hacemos un llamado claro y contundente: no seremos quienes se inclinen ante el terror. Aunque este acto violento busca dividir, lo que realmente hará será unirnos más en nuestra convicción. La defensa de la vida siempre será lo correcto, y el bien que reputamos en cada acto de amor y solidaridad superará cualquier intento de odio.
La Inacción de las Autoridades es Inaceptable
No podemos pasar por alto la pregunta crucial: ¿por qué las autoridades no implementaron medidas de seguridad adecuadas durante la marcha, sabiendo que congregaba a familias, incluidos niños y ancianos? La inacción ante el terrorismo es una afrenta a cada ciudadano.
Las fuerzas de seguridad tienen la responsabilidad de proteger a todos los que se manifiestan pacíficamente, y la falta de acción en este caso sólo sirve para normalizar la violencia. Esta negligencia no puede ser justificada; debe ser abordada y rectificada con urgencia.
La responsabilidad recae también en nuestros líderes y figuras públicas, quienes deben ser claros en su condena a estos actos y brindar apoyo a quienes son atacados. La falta de una respuesta firme y decidida no solo perpetúa un clima de miedo, sino que también envía un mensaje erróneo: que la violencia es una forma aceptable de resolver desacuerdos ideológicos.
Construir un Futuro sin Violencia
En este momento, es crucial que nos unamos como sociedad, superando las divisiones y estigmas, y enfocándonos en un objetivo común: la construcción de un espacio donde cada vida, cada voz, y cada opinión sea respetada y escuchada.
Hago un llamado a todos —independientemente de sus creencias— a unirse en un frente contra el terrorismo y la violencia. La defensa de la vida no es solo la causa de unos pocos, sino un principio que debe ser defendido por todos los que creen en el valor de la humanidad.
En Honor a las Víctimas
A las víctimas de este ataque, les prometemos que su sufrimiento no será en vano. Su valentía y su sacrificio en la lucha por la defensa de la vida nos servirán de motivación para seguir adelante.
Cada uno de ustedes es un símbolo de la lucha contra la intolerancia y el terrorismo, y su ejemplo vivirá mientras mantengamos viva la luz de la esperanza.
Llamo a nuestros ciudadanos, líderes y organizaciones a que se levanten y respondan a esta agresión con unidad, amor y determinación.
La violencia no debe definirnos, el odio no puede imponerse, y el miedo no debe ser nuestra respuesta.
Este ataque ha sido un llamado de alerta sobre la fragilidad de nuestras libertades; debemos asegurarnos de que la libertad de expresión no se convierta en un lujo, sino en un derecho inalienable para todos.
No retrocederemos, no cederemos al miedo, y no aceptaremos que nuestras voces sean acalladas.
La defensa de la vida es una causa noble, y con cada paso que damos en su nombre, reafirmamos nuestro compromiso de construir una sociedad en la que el amor y la paz prevalezcan sobre el terror y la violencia. Juntos, podemos crear un futuro donde el bien, sin lugar a dudas, siempre triunfe sobre el mal.