En el panorama político actual de México, es fundamental desarrollar un discurso que trascienda la partidocracia y que realmente busque el bienestar de la nación, en este sentido, es imposible pasar por alto el discurso manipulador de la izquierda que intenta deslegitimar a la oposición con el falaz argumento de que su única intención es ver al país fracasar, está narrativa, repetida sin cesar en medios y redes sociales, no solo carece de fundamento, sino que revela la hipocresía de quienes la promueven.
Desde un punto de vista conservador, sostenemos que la verdadera oposición, lejos de desear el mal de México, se posiciona como una voz crítica esencial en el debate público, al abordar cuestiones fundamentales como la seguridad, la economía y la protección de los valores tradicionales que han sostenido a nuestra sociedad, busca proponer un camino diferente que priorice el bienestar de todos los mexicanos.
La innegable realidad es que, bajo la gestión actual, hemos visto un aumento alarmante en la violencia y un deterioro en la calidad de vida, lo que debe preocuparnos como nación, sin importar nuestras afiliaciones políticas.
La acusación de que la verdadera oposición anhela un México en crisis es una estrategia desesperada, es mucho más cómodo señalar y descalificar que reconocer los errores cometidos en la gestión pública, la falta de autocrítica y la incapacidad para construir consensos son características que han contribuido a la polarización del país.
Al optar por la confrontación y el victimismo, la izquierda actual deja de lado la posibilidad de un diálogo productivo que incluya una diversidad de opiniones y propuestas.
Desde una perspectiva conservadora, defendemos la importancia de un Estado fuerte que respete la ley, fomente el respeto a la autoridad y promueva la inversión y el desarrollo económico, bajo un enfoque que empodere a las familias y comunidades, en lugar de depender exclusivamente del intervencionismo del gobierno, la seguridad y la prosperidad de México no solo dependen de políticas gubernamentales efectivas, sino también de una sociedad civil activa que participe en la construcción de un futuro mejor para todos.
Admitir errores y trabajar de la mano con diferentes actores políticos es crucial para llegar a soluciones que beneficien a la sociedad en su conjunto, la crítica, cuando se expresa de manera constructiva, es una herramienta valiosa para impulsar cambios positivos, reconocer el papel de la verdadera oposición no implica rendirse ante una partidocracia estancada, por el contrario, abre el camino hacia una política más responsable y centrada en el interés nacional.
La retórica de la izquierda que acusa a la oposición de querer ver a México caer en el abismo, es un argumento que revela más sobre su incapacidad para gestionar adecuadamente que sobre las intenciones de quienes critican, ya es hora de dejar de lado la lógica partidista y enfocarnos en un México donde el diálogo y la colaboración estén presentes, solo así, con una mirada conservadora que apueste por el respeto, la responsabilidad y la ética, podremos construir un futuro donde el bienestar de todos prevalezca y donde la crítica se convierta en un motor de mejora y no en un motivo de discordia.