Mi Opinión Conservadora

¡Bienvenido a Mi Opinión Conservadora! Un espacio donde tus ideas y valores tienen voz, encontrarás análisis profundos, artículos reflexivos y un enfoque único sobre temas actuales desde una perspectiva conservadora, con un compromiso inquebrantable con la verdad y el diálogo, te invito a explorar y enriquecer tus conocimientos.

Ecosistema Farmacéutico

El decreto que Claudia Sheinbaum presentado como un gran plan para impulsar la industria farmacéutica en México y convertir al país en un referente en medicamentos, vacunas y equipos médicos, es en realidad una promesa vacía, un truco populista para llenar titulares sin nada sólido detrás, con una economía que apenas crecerá un 0.1% este año, un presupuesto en ciencia y tecnología que no llega ni al 0.3% del PIB y una fuerza laboral sin la preparación necesaria para una industria tan especializada, este decreto es más un sueño imposible que un proyecto serio, se vende como una solución para lograr autosuficiencia y mejorar la salud pública, pero al mirarlo de cerca, no hay plan, no hay estrategia, solo palabras bonitas que suenan bien en conferencias mañaneras pero que no resisten la realidad.

El gobierno promete aumentar la producción de medicamentos en un 15% para 2030 y atraer 2,000 millones de dólares al año en inversión, pero no explica cómo lo hará. ¿De dónde saldrán los miles de científicos, químicos y técnicos que se necesitan? México tiene apenas 0.6 investigadores por cada 1,000 personas en la fuerza laboral, una cifra ridícula frente a países que lideran el sector con 8 a 10 investigadores, el decreto no menciona programas de capacitación, becas ni alianzas reales con universidades, en lugar de eso, habla vagamente de crear un “ecosistema farmacéutico”, una frase que parece sacada de un discurso de campaña, no de un plan con pies y cabeza, es como prometer una casa sin planos ni materiales.

Revivir a Birmex, la empresa estatal que lleva años en el abandono, es otra idea que suena bien pero no tiene sustento, sin dinero ni un calendario claro, pensar que Birmex liderará la producción de vacunas o medicamentos genéricos es casi risible y ni hablar del problema de los insumos importados como los principios activos que México no produce, el decreto pasa de largo este obstáculo, como si con desearlo fuera suficiente para crear una industria química de la nada, prometer soberanía sanitaria sin atacar este problema es engañar a la gente con un espejismo.

La Comisión de Promoción de la Inversión Farmacéutica, que el gobierno anunció con bombo, es solo un nombre rimbombante sin nada detrás, no hay detalles sobre quién la formará, cómo funcionará ni qué hará para atraer a las supuestas 20 empresas extranjeras interesadas. ¿Dónde están los contratos? ¿Dónde están los compromisos firmes? Sin eso, esas “inversiones” son puro cuento, los incentivos fiscales en los Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar y las preferencias en licitaciones de 300 mil millones de pesos podrían ser útiles, pero sin un plan claro y transparente, se quedarán en promesas que se perderán en trámites o peor aún, en la opacidad de siempre.

Para quienes creemos en la prudencia y el orden, este decreto es una burla, pretende pintar un futuro glorioso sin reconocer que la economía está estancada y que el sector científico lleva décadas olvidado, para quienes buscamos justicia y bienestar para todos, es una decepción aún mayor: promete medicinas más baratas y mejor salud, pero no ofrece un camino real para ayudar a los que más lo necesitan, en lugar de un plan que de verdad apoye a la gente con empleos dignos o acceso a medicinas, se queda en discursos que explotan el deseo de un México mejor sin mover un dedo para lograrlo.

Al final, este decreto es puro populismo: una cortina de humo para hacer creer que viene el progreso, mientras se ignoran los problemas de fondo, una economía que no crece, un sistema educativo que no prepara a la gente y un presupuesto que no alcanza no son cosas que se resuelven con palabras grandiosas, el texto completo, publicado en el Diario Oficial de la Federación (www.dof.gob.mx), no hace más que confirmar lo obvio: es un decreto sin sustancia, hecho para ganar aplausos fáciles mientras el país sigue esperando soluciones de verdad, una ilusión que no engaña a nadie que mire más allá de los titulares.