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La caída

El PAN al borde del abismo: Las elecciones de 2025 en Veracruz y Durango exponen un liderazgo en ruinas

Como observador externo y defensor apasionado de los valores conservadores, contemplo con indignación el rumbo del Partido Acción Nacional (PAN) hacia las elecciones municipales del 1 de junio de 2025 en Veracruz y Durango, las proyecciones son un mazazo: el PAN podría perder entre 33 y 45 de los 88 municipios donde aún tiene influencia, un colapso del 40.9% al 51.1% de su presencia territorial, esto no es un traspié, es una crisis que amenaza con borrar al PAN y dejar a la sociedad sin un baluarte arraigado en la dignidad, la justicia y el bien común, estos comicios, que renovarán 212 ayuntamientos en Veracruz y 39 en Durango, decidirán 1,458 cargos locales, pero también si el PAN, bajo Jorge Romero, puede ser una oposición creíble o si se desmoronará ante el rodillo de Morena, desde una perspectiva conservadora, la dirigencia de Romero merece una crítica feroz por arrastrar al partido al borde del precipicio.

En Veracruz, el panorama es desastroso, la negativa a formar una coalición con PRI y PRD ha dejado al PAN vulnerable frente a un Morena que arrasa con un 47.9% en el municipio de Veracruz y un 56% en Coatzacoalcos, según encuestas recientes, perder entre 25 y 33 municipios revela una estrategia torpe y una desconexión con las comunidades que el PAN debería defender, que Boca del Río resista, con un 38.4% frente al 35.7% de Morena, es un consuelo débil en un estado donde la violencia política, como el ataque a una casa de campaña en Juan Rodríguez Clara, envenena el ambiente, en Durango, la coalición PAN-PRI-PRD planta cara con un 39.1% frente al 48.6% de Morena-PT-PVEM, pero ceder 8 a 12 municipios es un golpe duro, retener la capital, donde José Ramón Enríquez lidera con un 50.4%, no compensa la sangría territorial, estas pérdidas son una traición a las familias que esperan líderes dedicados a su seguridad y prosperidad.

Jorge Romero, presidente del PAN, enfrenta este momento decisivo con un liderazgo que genera más dudas que esperanza, su elección, con solo un 45% de participación militante y señalamientos de irregularidades por Adriana Dávila, carece de fuerza para unir al partido, peor aún, las acusaciones que lo ligan al “Cártel Inmobiliario” en Benito Juárez, donde fue jefe delegacional, no son un montaje, como él alega, sino un lastre que mancha la credibilidad del PAN, ampliadas por Claudia Sheinbaum y reportes periodísticos, estas imputaciones exigen un líder íntegro, no alguien atrapado en defender su nombre, un conservador verdadero pone el servicio público por encima de todo, pero Romero parece más ocupado en apagar incendios personales que en construir un proyecto centrado en las personas.

La estrategia de Romero es un fiasco, en Veracruz, rechazar una coalición ha regalado a Morena una ventaja casi insuperable por no tener propuestas firmes con los principios de su propio partido, en Durango, la alianza PAN-PRI-PRD compite, pero sin un mensaje que conecte con la gente, Morena sigue al frente, sus propuestas, como “Gasolina Barata Ya” o revivir el Seguro Popular, son intentos débiles que no desafían el populismo de Morena y diluyen la identidad del PAN, en lugar de abanderar un proyecto que fomente la dignidad humana, la familia y el trabajo digno, Romero ofrece promesas vacías que imitan a sus rivales como lo hizo Taboada en la cdmx, un partido conservador debería impulsar políticas de solidaridad, justicia y desarrollo sostenible, no caer en el juego del populismo barato.

Estas elecciones son un termómetro crítico, Morena tras arrasar en 2024 con la presidencia de Sheinbaum y una supermayoría legislativa, llega con una maquinaria implacable, el PAN en cambio, está atrapado en una espiral de derrotas, incapaz de movilizar el descontento ciudadano, los indecisos son una oportunidad, pero sin un líder inspirador y una estrategia sólida, el PAN seguirá retrocediendo, Romero ha fallado en forjar alianzas y articular una visión que resuene con los anhelos de una sociedad justa y libre.

El PAN debería ser un bastión contra el populismo, defendiendo la vida, la familia y el bien común, su legado de lucha por la alternancia en 2000 exige un liderazgo que inspire con valores perennes, bajo Romero, el partido se resigna a ser un actor secundario, atrapado en la autocomplacencia, estas elecciones no solo definirán cargos locales, sino la supervivencia del PAN rumbo a 2027 y 2030, Romero debe responder por su falta de visión, su incapacidad para unir a la oposición y las acusaciones que erosionan su credibilidad, México necesita una oposición conservadora que ponga a las personas primero, promueva la justicia y defienda la libertad, con un liderazgo más preocupado por salvarse que por salvar al país, el PAN está al borde del colapso, el domingo 1 de junio veremos qué pasa, pero las probabilidades de que el PAN revierta esta debacle son, lamentablemente, mínimas, lo digo como observador conservador y crítico de la deriva del PAN