México no está en caída libre: se está estrellando contra el suelo y quienes nos gobiernan parecen contentos viendo el desastre desde sus palcos de lujo, los números que el INEGI vomitó sobre febrero son un puñetazo en el estómago que debería avergonzar a cualquiera que aún defienda este naufragio: 276,937 empleos perdidos en un solo mes, casi 280 mil mexicanos arrojados al abismo del desempleo, sin trabajo, sin dinero, sin esperanza, la tasa de desocupación trepó al 2.65%, un número que puede sonar inofensivo en un informe, pero que en la realidad significa 1.61 millones de personas desempleadas —calculado con una Población Económicamente Activa de 60.8 millones— vagando en un país que les da la espalda, esto no es una estadística para archivar y olvidar; es un alarido de desesperación, un retrato de familias destrozadas que no saben cómo diablos van a sobrevivir mañana, si esto no nos sacude hasta los huesos, entonces hemos perdido toda capacidad de asombro ante el colapso.
No se equivoquen: esto no es un traspié pasajero, es la crónica de un país que se desmorona a pedazos mientras sus líderes juegan a las promesas, los datos son implacables y la comparación es un latigazo: el INEGI registra que el peor mes de desempleo en 20 años fue septiembre de 2009, cuando la tasa alcanzó un aterrador 5.89% durante la crisis financiera global, más de 2.5 millones de mexicanos quedaron sin empleo entonces, un récord que parecía el fondo del pozo, según los archivos del INEGI y CEIC Data. Hoy con un 2.65% y 1.61 millones de desempleados en febrero de 2025, no estamos en ese porcentaje, pero el golpe es igual de brutal: 276,937 empleos evaporados en 28 días no es un “ajuste”, es una masacre laboral que grita la ineptitud de un sistema que se pudre desde hace décadas, ¿Y qué hacemos? Miramos al cielo como si la lluvia fuera a traer soluciones, mientras el suelo se hunde bajo nuestros pies.
¿Cuánto hemos avanzado en 20 años? Nada, absolutamente nada, somos un país atrapado en el mismo pantano, dependiendo de exportaciones y maquiladoras mientras el mercado interno se ahoga en sangre, en 2009, al menos hubo un torpe intento de reaccionar; hoy, nos ahogamos en un silencio criminal o en excusas patéticas que culpan al viento, a la luna, a Trump, o a lo que sea menos a los responsables detrás del escritorio y mientras el barco se hunde, nos venden el plan México y su ridícula obsesión con lo “hecho en México” como si fuera el salvavidas que nos sacará del agua, ¡Por favor! ese plan es una farsa, un espejismo sin sustancia ni herramientas para enfrentar un desastre que nos está tragando vivos, ¿De qué sirve cacarear sobre soberanía productiva si no hay inversión en infraestructura, si no hay apoyo real para las pequeñas empresas, si el mercado interno es un cadáver que nadie quiere resucitar? es un insulto a los 1.61 millones de desempleados que un eslogan vacío sea la respuesta a su miseria.
Y no hablemos de infraestructura, porque eso es una quimera en un país quebrado por su propio despilfarro, el déficit presupuestario de 2025 es una soga al cuello que nos asfixia mientras el gobierno finge que todo está bajo control, escuchen bien: el Paquete Económico de este año, firmado por el gobierno de Claudia Sheinbaum, proyecta un déficit de 1.17 billones de pesos —ingresos de 8.05 billones contra gastos de 9.2 billones— un 3.9% del PIB según Reuters y Mexico Business News. Sí, bajaron del obsceno 5.9% del PIB de 2024, el peor desde los 80 según el FMI, pero sigue siendo una hemorragia financiera que nos tiene al borde del colapso. La deuda pública ya roza los 17.9 billones de pesos en febrero de 2025, un salto de 7 billones desde 2018, reporta la Secretaría de Hacienda. ¿Y para qué?, para pagar más de 1 billón en intereses de deuda este año, mientras 579.88 mil millones se despilfarran en programas sociales que son parches mal puestos sobre una herida abierta. No hay dinero para carreteras, puentes, fábricas —nada que genere empleos de verdad— porque estamos hipotecando el futuro para financiar un presente de propaganda. Es una locura: cada peso que pedimos prestado es un clavo más en el ataúd de una economía que ya no respira. Con este déficit, invertir en infraestructura no es difícil, es imposible, y quienes nos gobiernan lo saben mientras nos mienten con sonrisas de campaña.
La pérdida de casi 280 mil empleos en un mes no es mala suerte; es el fruto podrido de años de abandono a la construcción, la industria, las pequeñas empresas —el corazón de este país—, sacrificados por maquiladoras que enriquecen a unos pocos y dejan migajas al resto. El plan México podría ser algo más que un chiste si tuviera un gramo de seriedad: subsidios que lleguen a quien los necesita, menos trámites que ahoguen a los emprendedores, un plan real para competir en el mundo. Pero no es nada. Es un cascarón hueco que se desmorona ante la realidad de un país sin rumbo, sin recursos, sin futuro, mientras el déficit nos tiene de rodillas. Y los empleos se van, las fábricas cierran, y el mundo sigue girando sin esperarnos.
La informalidad, ese refugio miserable, sigue siendo la única salida para millones. Ese 2.65% de desocupación, esos 1.61 millones, son la punta del iceberg: debajo hay un mar de subempleados, vendedores ambulantes, gente sin derechos ni futuro que no cuenta en las cifras pero que se hunde con nosotros. En 2009, la informalidad explotó; hoy, en 2025, es la misma vergüenza reciclada. ¿Dónde están las políticas que iban a salvarnos? ¿Dónde está el gran rescate? Enterrados bajo discursos vacíos y aplausos de una élite que no siente el hambre.
Febrero debería ser una sirena ensordecedora, pero nos tapamos los oídos. En 2009, con 2.5 millones de desempleados, al menos sabíamos que tocábamos fondo. Hoy, con 1.61 millones y 276,937 empleos perdidos en un mes, nos dicen que “no es tan grave”. ¡Es una burla! Esto es un cataclismo, una sentencia de muerte para un país que se desangra mientras sus líderes juegan a la negación. El plan México es un placebo, el déficit es una guillotina, y nosotros somos los condenados.
¡Despierten! No hay tiempo para tibiezas. Exijamos cuentas a los que juraron salvarnos y nos entregaron este infierno. Cada uno de esos 276,937 empleos perdidos, cada uno de esos 1.61 millones de desempleados, es una vida que se apaga mientras el reloj corre. Si no actuamos ya, el próximo mes nos enterrará vivos. En México, la historia no enseña: se repite como una pesadilla cada vez más oscura, y el cinismo de quienes nos fallan es el único que sigue creciendo.
Fuentes Consultadas:
- INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) – Datos sobre desempleo (febrero 2025: 276,937 empleos perdidos, tasa de desocupación 2.65%) y registros históricos (septiembre 2009: 5.89%, más de 2.5 millones desempleados).
- CEIC Data – Información histórica sobre desempleo y deuda pública, incluyendo la deuda de 17.9 billones de pesos a febrero de 2025 y comparación con 2009.
- Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) – Reporte de finanzas y deuda pública a febrero de 2025 (déficit presupuestario y deuda de 17.9 billones de pesos, aumento de 7 billones desde 2018).
- Reuters – “Mexico lowers 2025 growth forecast to still rosy 1.5%-2.3%” (1 de abril de 2025) y “Mexico budget proposal trims 2025 deficit” (15 de noviembre de 2024) – Proyecciones del déficit 2025 (1.17 billones de pesos, 3.9% del PIB).
- Mexico Business News – “Mexico’s 2025 Budget of MX$9 Trillion Targets Deficit Cut” (19 de noviembre de 2024) y “Mexico’s 2025 Budget Targets Deficit Cut to 3.5% of GDP” (30 de octubre de 2024) – Detalles del Paquete Económico 2025 (ingresos: 8.05 billones, gastos: 9.2 billones, déficit: 1.17 billones).
- Fondo Monetario Internacional (FMI) – Estimaciones de déficit fiscal 2024 (5.9% del PIB) y proyecciones de crecimiento y deuda para 2025.